Es el restaurante más antiguo del Centro Histórico, un verdadero símbolo cultural con 163 años de existencia. Durante sus primeros cincuenta años, Juana Torres ofrecía helados de paila y jugos de frutas con hielo raspado, llamados 'salpicones'.
Pero en 1908 el negocio fue adquirido por Encarnación Andino, con quien
empezó una dinastía que ya lleva seis generaciones, y la oferta se amplió al gran espectro de la gastronomía tradicional del Ecuador. Es célebre su seco de chivo, y sus almuerzos diarios destacan entre lo mejor que ofrece en ese rubro el corazón de la ciudad. Se especializan, además, en la preparación de dulces tradicionales. La casa en la que funciona tiene el aire de una galería de arte barroco y religioso.